viernes, 12 de marzo de 2010

El Viaje de Sapito y Sapón

Ayer mientras paseaba por una tienda de libros en Barcelona, encontré dos que me encantaron y que finalmente compré. Los dos eran de Gloria Fuertes, uno de cuentos y otro de versos. De repente me vinieron a la cabeza recuerdos de la infancia y más concretamente un poema que me aprendí casi sin querer. Se titula El viaje de Sapito y Sapón, de Nicolás Guillén. Erróneamente pensé que era de Gloria Fuertes por el estilo pero hoy buscándolo por Internet he ido a topar con un blog que lo tiene publicado y me ha hecho mucha ilusión encontrarlo!! Así que aquí os dejo con el fantástico poema, que, a pesar de ser un poco largo, merece la pena leer; y con el enlace al blog de origen, La Edad de Oro



Sapito y Sapón,
con cuatro maracas
y un solo bongó,
van desde quimbumbia
hasta Quimbombó
en un avioncito
de medio motor.
Altura: dos metros.
El clima: calor.
Pilotos: Sapito,
Sapito y Sapón.
En el alto cielo
brillando está el sol.
(Un plato de vidrio
que en el comedor
la tía Rosario
dejó por error.)
Después la sopera
de Doña Margot
lanzando columnas
de ardiente vapor,
lago en cuyas ondas
Luzbel se bañó;
Y en el derrocadero
del Gran Tenedor,
y el pico Cuchillo
(que hoy dicen Maslov
por el sabio ruso
que lo retrató),
y la cucharota
vulgo cucharón,
y diez cucharitas
y un tirabuzón…
¡Cuántos animales
de aspecto feroz,
cubiertos de salsa,
de salsa y arroz!
De pronto se oye:
“¡Aquí, Quimbombó!”
Y el pájaro lindo
que tanto voló,
ya llega, ya llega,
ya llega… ¡Llegó!
Al siguiente día
y en un carretón
a pasear nos fuimos
por la población.
¡Qué calles más rectas
las de Quimbombó!
Muy bien empedradas
con cuescos de anón
sujetos con pasta
de blanco almidón.
¡Qué limpias las casas,
hechas de algodón,
todas de dos pisos,
todas con balcón,
y qué mar bravío
de tabaco y ron
con olas unidas
en una canción!
¡Qué gentes más finas
las de Quimbombó!
Nos dieron boniato,
nos dieron frijol,
plátanos manzanos,
naranja y limón
y (acaso por miedo
de una indigestión)
un solo confite
y un solo bombón.
Cuando de partir
la hora llegó,
ya en el aeropuerto
(¡con aquel calor!)
nos acompañaron
hasta nuestro avión,
el mismo avioncito
de medio motor,
que nos trajo un día
hasta Quimbombó.

3 comentarios:

  1. Bonito poema, me ha gustado mucho.

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  2. Diana, gracias por enlazar mi blog. Veo que el tuyo está dedicado a los niños y eso basta para ponerlo también en mi blog como recomendación. Un saludo.

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  3. Hola! acabo de enlazarte a mi blog porque me parece muy interesante, espero que nos enlaces tú también a nosotros, vale?
    http://cousasdepeques.blogspot.com

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